sábado, 13 de febrero de 2010

A mí me duele México



Coraje, tristeza, indignación, rabia. Mucha rabia provoca la situación de México y la sociedad en general. El asesinato de jóvenes en Ciudad Juárez y Torreón. Pero esos hechos son sólo la punta del iceberg de centenares o miles de delitos que se cometen a diario en todo el territorio nacional. El secuestro de la alegría por disfrutar de un país de bellos contrastes e indignantes desigualdades de la población. Descomposición social a toda velocidad.
El agandalle, la tranza y demás trapacerías son pan de cada día y por más de que la sociedad quiera enderezar su camino con trabajo diario y honrado, y parece que nos lleva mucha ventaja.
La realidad nacional nos rebasa. Pertenezco actualmente a los más de 3.5 millones de profesionistas que se encuentran en el desempleo o subempleo. Duele saberse en la incertidumbre económica y no poder concretar ideas, proyectos, ilusiones tanto profesionales como laborales. O miles o millones de profesionistas con salarios poco motivantes que generan frustración y preocupación ante la ola de despidos y recortes de plantillas laborales. Caldo de cultivo para la delincuencia. Crisis económica de los hogares pese a las cifras oficiales
En ocasiones orgulloso les he platicado a amigos extranjeros de mi país, de lo que ofrece, de lo mágico e imponente que resulta. Ahora no sabría qué decir. El desencanto se palpa, se puede oler. Se camina con el miedo de compañero y la desconfianza como inseparable amiga.
Escribo estas líneas tras un sábado difícil, triste, doloroso. Decidí calzarme nuevamente los tacos, sacar las espinilleras para patear el balón en Ciudad Deportiva. Tras una leve y controlada desvelada, hice el esfuerzo por reiniciar un anhelado retorno al futbol llanero. El marcador fue adverso. Pero más allá de la derrota, el sabor amargo lo puso un compañero de equipo ocasional. El tipo salió de cambio y en solitario, mientras todos los jugadores teníamos la vista puesta en el balón, el sujeto se dedicó a robarnos objetos de valor de nuestras maletas. Tres celulares y dos carteras el botín que haciendo sumas se llevó cerca de 8 mil pesos.
Duele México. Duele lo que se ha convertido nuestra sociedad. Duele que a un joven le peguen por detrás con un tubo en la cabeza para después asaltarlo, de la manera más inmoral y ruin.
Triste sábado futbolero de tierra. Y después de padecer algunos sinsabores recientes del destino y buscando respuestas a mis propias preguntas, a mí me duele México.

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