lunes, 25 de enero de 2010

Morbo por la foto de cabañas: ¿quién tira la primera piedra?



Por Arturo Jiménez

La publicación en distintos sitios web y su distribución vía redes sociales de la fotografía de Salvador Cabañas, delantero paraguayo del club América y uno de los principales y más cotizados jugadores de la liga mexicana de futbol, luego de ser agredido con arma de fuego con un disparo en la cabeza generó toda clase de comentarios, principalmente de rechazo a la exhibición de dicha imagen por considerarla “inapropiada” y totalmente “fuera de lugar” al carecer, según muchos, de valor periodístico.

Sin embargo, cabe recalcar que hace 16 años, al entonces candidato del PRI a la presidencia de la República, Luis Donaldo Colosio, quien fuera víctima de un atentado que le costó la vida en la tristemente célebre Lomas Taurinas, colonia popular de la ciudad fronteriza de Tijuana, se le pudo ver en distintos medios de comunicación electrónicos e impresos. El valor noticioso del evento llevó a las empresas periodísticas a publicar varias tomas del atentado al que seguramente hubiera sido presidente de México.

La situación de pobreza extrema de Haití explotada en diversos medios de comunicación no provocan indignación, es más, enternecen a los televidentes en prime time. Tras el sismo que devastó al país caribeño el morbo de las imágenes generó una moda por ayudar a la gente de aquel país que se vuelve pasajera con eventos como los de hoy en la ciudad de México.

Ha habido imágenes más fuertes. Los puristas señalan que se ofende al público. Pero recordemos que el mismo público consume. No es lo mismo presentar la situación paupérrima de Haití en texto plano que con rostros que duelen, que generan sentimientos. Asimismo, la de Cabañas sí le agrega dramatismo a la información que se manejó desde las primeras horas de la mañana.

Diversos colegas del gremio aseguran periodístico aseguran que la imagen no aporta nada. Les pregunto la cantidad de fotografías que publican para sólo darle sentido gráfico y de diseño a sus planas, meter fotografías en portales sólo por requerimiento de sus plantillas de edición, el rellenado de páginas con caritas de personajes o conferencias de prensa. Sus aportaciones y argumentos caen por sí solos.

Lo de Chava es de lamentarse. Pero ha habido imágenes peores que sólo por el hecho de no ser personas públicas, no generan indignación y menos un debate deontológico. El debate en este hecho es la impunidad y corrupción con todas sus aristas.

Al igual que con la publicación de la fotografía del cuerpo de Arturo Beltrán Leyva forrado de billetes, con la de Cabañas la culpa no es de los medios.

Y pregunto: ¿quién de ustedes se negó a ver la imagen del cuerpo del delantero águila y aun más, quién no la compartió con la persona más cercana en el momento, face to face o a través de la red?

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