jueves, 28 de enero de 2010

Faltó prudencia a Cabañas al retar a su agresor



Arturo Jiménez

Si quieres conocer tus defectos, cásate! Y si quieres conocer tus cualidades... muérete!! dice una canción del Tri. Algo muy, pero muy cierto.

A propósito del atentado contra Salvador Cabañas, delantero paraguayo del club América, alzan la voz diversos personajes a defender al futbolista. Salen a relucir sus cualidades más allá de las canchas y de los estadios. Sus defectos como persona pública se desvanecen.

Sin embargo, en ocasiones anteriores, medios de comunicación como la televisora del Ajusco han cuestionado la personalidad del paraguayo tachándolo de engreído, presumido y grosero. Ahora con su crítica situación resulta que casi era un “Pan de Dios” o finísima o buena persona. No lo dudo, pero no lo conozco.

Si las antiguas evidencias del mal comportamiento de Cabañas principalmente con los medios de comunicación y afición críticos a su trabajo y al de su equipo no son motivo para que hayan atentado en su contra por una simple falta de goles del cuadro americanista y la falta de puntería del delantero, sí se puede decir que se convirtió en detonante de que ahora se debata entre la vida y la muerte.

La falta de educación cultiva pasiones como el fanatismo al deporte de las patadas difuminando que sólo se trata de un juego donde la afición no gana ni pierde nada.

Muchas personalidades del get set mexicano se creen seres supremos, y creen tener el derecho de pisotear a los mortales, se creen intocables y creen que pueden hacer, decir y comportarse como se les dé la gana.

Hay que recordar al talentosísimo brasileño Antonio Carlos Santos, ex jugador del América y Veracruz en los años 80’s y 90’s. Ya retirado y con una breve etapa como comentarista de TV Azteca, al asistir a un bar y andar de mano larga con las damas en un centro nocturno, la pareja de una de ellas no se aguantó y lo agredió de fea manera.

El haber retado Cabañas al que fue su agresor con arma de fuego no lo hace culpable, como alza la voz López-Dóriga, de acuerdo; pero sí corresponsable al retar al sujeto a que jalara el gatillo cuando hay copas y los ánimos se encienden rápidamente.

En diversas ocasiones se conmina a la población a la prudencia al ser víctimas de un asalto o agresión y no jugarle al héroe con su propia vida. A Salvador Cabañas, con su fuero de persona pública omnipotente, se le olvidó.

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